Hoy os traigo una entrada sobre sustancias perjudiciales para nuestra piel. Es algo de lo que deberíamos estar muy bien informadas, ya que el uso continuo puede acarrear finales fatales.
En el mercado se ven continuamente estas sustancias, ya sea en más o a menos cantidades.
Os hago una lista de cuales son más perjudiciales y su correspondiente definición.
Ftalatos:
Son sustancias disolventes y suavizantes que se usan con mucha frecuencia en cremas, esmaltes de uñas, perfumes, lacas de pelo y desodorantes. Algunos estudios señalan que producen daños en los sistemas reproductor y endocrino, aumento del riesgo de padecer asma y cáncer, y, además, la exposición a estas sustancias está ligada a un elevado riesgo de anomalías genitales en bebés varones.
Hay seis tipos que no se pueden usar ya en la fabricación de juguetes por razones de seguridad pero pueden encontrarse en diversos cosméticos. Evite especialmente los tres primeros que nombramos: dietilhexiloftalato (DEHP), dibutilftalato (DBP), butilbenzilftalato (BBP), diisononilftalato (DINP), diisodeciloftalato (DIDP) y dinoctilftalato (DNOP).
Alcohol:
Causa sequedad, lo que puede hacer que tu piel pierda su humedad natural. El alcohol se usa para reforzar los aromas que nos gustan en los cosméticos, sin embargo las fragancias sintéticas pueden dar dolor de cabeza, náuseas y reacciones alérgicas. Si tienes la piel sensible, este ingrediente puede ser tu peor pesadilla.
Parabenos:
Son conocidos porque extienden la vida útil del producto, pero también se sabe que tienen efectos a nivel hormonal.
Parafinas y Siliconas:
Son derivados del petróleo y del silicio respectivamente. Cubren la piel con una película plástica que tapona los poros evitando su respiración y la eliminación de toxinas, extrayendo la humedad natural de la piel. Provocan acné y reacciones alérgicas. Algunas parafinas se acumulan en hígado, riñones y ganglios linfáticos. Se pueden encontrar en las etiquetas como Mineral oil ,Petrolatum, Dimethicone, Cera microcristalina...
Aluminium Chlorohydrate, Sulfatos y otras sales de aluminios:
Muy usados en desodorantes, taponan las glándulas sudoríparas evitando la eliminación de toxinas. Favorecen enfermedades degenerativas (ej. Alzheimer).
Talco:
Es una sustancia químicamente muy similar al asbesto o amianto, elemento conocido por provocar cáncer (especialmente de pulmón). Forma parte de maquillajes y polvos para los bebés, además de usarse para lubricar preservativos. En este último caso, el uso de talco a largo en la zona genital hace que el riesgo de padecer cáncer de ovarios aumente hasta un 60%. Además tapa los poros de la piel e impide sus funciones normales.
Propilenglicol:
Se lo encuentra en lápices labiales, filtros solares y artículos de tocador. El propilenglicol evita que los cosméticos se sequen. Se encuentra enumerado en las etiquetas de los productos como polietilenglicol o PEG (según siglas en inglés) y como polipropilenglicol, o PPG. Se sabe que este ingrediente causa irritación en la piel y en los ojos. Cuando el cuerpo absorbe grandes cantidades de propilenglicol, puede producirse un daño en el corazón, el riñón y el hígado.
Solventes:
Es un derivado del petróleo que se incluye en tintes de pelo, cremas de mano, exfoliadores, cremas y espumas de afeitar, colonias y otros muchos cosméticos. Muchos estudios los relacionan con el aumento de la incidencia de cáncer. Algunos de ellos, como los que contienen el término isopropil, se usan también como solventes de pinturas y forman parte de la composición de líquidos anticongelantes de los coches.
En primer lugar, debes saber que el texto descriptivo en una etiqueta no compromete al fabricante, lo único que nos da información fiable es el INCI, y nos permitirá valorar la calidad de un producto. No obstante,es recomendable leer las etiquetas de los productos pues puede contener información muy relevante.
1. Evita artículos con una lista muy larga de ingredientes. Un buen producto no necesita nunca más de 30 ingredientes. Únicamente, si en los primeros lugares figuran sustancias naturales, se puede excusar el uso de aditivos químicos como gelificantes o emulgentes, ya que a veces los agentes vegetales se mezclan con dificultad y no “cuajarían” sin ayuda artificial.
2. No te fíes de los eslóganes publicitarios que prometen resultados increíbles a base de compuestos naturales si en la lista de ingredientes apenas aparecen nombres vegetales (aquellos con denominaciones latinas), o si los tienen, aparecen en décimo lugar o incluso más atrás.
3. Evita marcas en las que el sistema de distribución está inflado: las grandes empresas funcionan a base de dar lucrativos beneficios a representantes, distribuidores, subdistribuidores y revendedores, es decir, invierten en comisiones en vez de invertir en la calidad de un producto. Una crema que ha pasado por cuádruple facturación, antes de llegar a las manos del consumidor final, no puede ser buena si no es carísima.
4. No compres marcas que aparecen constantemente en los anuncios pagados de los medios de comunicación, porque esto revela que su prioridad no es la inversión a largo plazo en calidad, sino la captación de nuevos clientes.
(FUENTE pintate.es)
Y esto es todo, espero que os hayáis informado bien para evitar problemas mayores. El uso continuo puede causar todo lo que indica.
Sin más nada que añadir, me despido. Un beso enorme y nos leemos en el próximo post. ;)
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